Del Oráculo

La Vida Partida en Pedazos

Los «occidentales» viven una cosa que llaman «vida pública» y otra que llaman «vida privada». Esta separación nació durante la revolución industrial. Antes los hombres, mujeres y niños, trabajaban mezcladamente, pero el capitalismo hizo que los hombres trabajaran fuera de casa, y las mujeres dentro. De allí se fue formando esta separación. El hombre público pasó a ser un hombre importante socialmente, mientras una mujer pública pasó a ser una prostituta. 

Esto, me parece, también afecta los contextos científicos, y de una forma desagradable a las ciencias sociales. Parece como si la separación entre «vida pública» y «vida privada» hubiera impuesto que los científicos sociales, o por lo menos los psicólogos según he visto, quisieran separar totalmente lo objetivo de lo subjetivo, igual que sienten que debe estar separada la vida «pública» de la «privada».

Pero a mí esto me parece un gran error. Porque es imposible tener un conocimiento que sea totalmente objetivo. Solamente la Naturaleza misma podría ser capaz de observar desde todos los ángulos al mismo tiempo, nosotros siempre estamos atados a una forma de mirar. Lo que divide a la opinión del conocimiento no debería considerarse una línea, sino una penumbra.

Una vez asistí a la defensa de tesis de una amiga, y me sorprendió cómo los jueces, ya para el final de la defensa, le preguntaron por sus motivaciones personales, y si había alguna relación entre su tesis y algo de su vida, incluso su madre tuvo tiempo de expresar su emoción. Eso en una facultad de las ciencias naturales.

Por otro lado, cuando defendí mi tesis de licenciatura, me hicieron unas preguntas, entre ellas una muy personal: «¿Eres músico? ¿Cuántos idiomas hablas? ¿Tienes Síndrome de Asperger?» Y después de contestar, me dijeron que era suficiente, no tenía por qué dar más información. E hizo un comentario una sinodal, el cual interpretaron algunos amigos y yo como una manera de descalificar mi trabajo por estar influenciado por mi subjetividad; aunque otra amiga dijo que no le pareció así, sino que fue un comentario amistoso. Y aparte de aquél día, unos meses antes de la defensa otro sinodal después de haber leído la mitad de mi tesis, me aconsejó que fuera a terapia muchos años.

Y es por eso que noté el contraste. Mientras que en las ciencias donde los científicos confían en la objetividad de sus métodos pueden hablar de su subjetividad, y mencionan incluso, por ejemplo, que Albert Einstein tenía una maravillosa intuición; entre los psicólogos, la subjetividad de los autores es motivo de vergüenza y sospecha, de manera que siempre tratan de ocultarla. Y haya sido o no la intensión de descalificar mi trabajo aquél comentario, la mayoría de mis amigos así lo interpretaron porque así sucede. Cuando los argumentos concluyen algo que va contra lo que opinan unos psicólogos, a éstos les basta un detalle personal del autor para decir de algún modo: «¿Ves? Por eso dices que el complejo de Edipo no existe, ve a psicoanálisis hasta que lo introyectes y emules, y veas entonces que sí existe».

Cualquier cosa que hagamos, la vista particular de uno siempre influye en la pintura, por más realista que sea. Si un científico describe un objeto de color rojo, sería muy útil saber si ese científico es o no daltónico, porque así sabríamos si nosotros pudiéramos encontrarlo pero de color verde o amarillo. De la misma manera, me parece que la actitud más científica es hablar abiertamente de las singularidades y motivaciones personales de uno, para que así los demás puedan conocer más fácilmente los posibles obstáculos, dificultades, y errores del autor. Porque ocultarlo sólo entorpece el trabajo de los demás.

Por más científicos que tratemos ser, las decisiones las tomamos siempre de modo emocional, y es después que se procesan los pretextos y argumentos para sustentar nuestros anhelos. Uno, pensando en términos de vida «pública» y «privada», puede engañarse creyendo que existe diferencia entre su actividad racional y su vida emotiva, pero hagamos lo que hagamos nuestros ojos están en un lugar, y nuestra actividad entera atada a una historia.

La realidad es que los descubrimientos y teorías científicas se producen muchas veces por accidentes, intuiciones, motivaciones; y en donde más se muestra esto es en las ciencias sociales, donde por ejemplo, en la sociología, muchas teorías se dan al mismo tiempo que grandes movimientos sociales, sea que los sostengan o que los inventen.

Para mí la vida es una sola. No uso hablar en tercera persona aunque el texto lo haya escrito sólo yo y la investigación la haya hecho solo yo, porque eso es una forma velada de falacia ad populum; ni hablo diciendo «se hizo tal cosa», porque no se hizo solo, lo hice yo.

Uno no puede dialogar sin primero reconocer que lo que uno dice, no se dice solo, lo dices tú. Quien habla no es la gran narración del universo, sino una pequeña voz entre millones, y para conectarse con el todo, debe reconocerse como la parte más pequeña.


El Contenido del Blog

Dicho esto, creo que ya les puedo contar de qué se trata este blog:

Aquí pongo textos para divulgación científica, a la vez que textos académicos que hago, aunque siempre trato de hacerlos lo suficientemente claros para que todos los puedan entender. Pero es necesario que para comprender mejor algunos, hayan leído alguno anterior.

Sé que lo que escribo de psicología es importante, y espero que no por estar en un blog supongan que carece de rigor.

Aparte de esto, tengo pensado poner aquí alguno que otro cuento, especialmente unos cuentos interactivos que van mejor en una página web que en un libro físico.


Las Motivaciones

Comencé a hacer este blog porque comencé a practicar la programación, y además, me pareció un lugar apropiado para mostrar algunas ideas, reflexiones y textos.

Lo comencé en el primer año de pandemia, ¿qué otra cosa puede uno hacer en estas fechas? (Aún no termina, escribo en el 6 de agosto del 379 después de Newton, o 2021 d.C.).


Por qué el Nombre de «Oráculo de Azazel»

Les va a sonar muy raro, pero en mí eso es lo más común. Como les digo, para mí la vida es una unidad, y por ello no temo mostrarme auténtico aunque rompa con esa idea de «vida pública» y «vida privada». Siempre me he sentido como un extranjero, aquí les muestro un poema que compuse al respecto:

Soy un extranjero | Vago por la tierra
y nadie me encuentra | más allá de la costumbre
a nadie le interesa | lo que escuchen
y yo desde fuera | de mis pasos
solo callo y ando | en ecos de siluetas
invisible bajo un sol que | es el llanto del mar
careciente de soporte | que para ellos se derrama
es el suelo ante sus ojos | sobre el cielo al que apaga.

A esta forma de poema la llamo «enredadera», esta es de dos hemistiquios (dos partes separadas). Lo genial es que se puede entender en tres direcciones diferentes. Se dice en términos técnicos, es un discurso que tiene tres formas lógicas en una sola forma fonética. Para decirlo fácil, cada lado se puede leer independientemente de arriba a abajo, y también todo junto. Utilizo la rima para señalar fonéticamente cuáles versos se vinculan entre sí, aunque aquí cambié las rimas de hemistiquio. Además de ser poema, llevan melodías.

La razón de que les muestre esto es que es muy importante para mí. Les diría que las inventé, y en cierto modo así fue, al día de hoy, soy el único ser humano que ha compuesto poemas así, y he hecho unos más complicados, uno incluso con 11 formas lógicas. Y si lo pienso de modo estrictamente objetivo, les diré que sí, yo las inventé. Pero si les digo lo que siento, es que este arte me lo inspiraron y enseñaron mis dioses. Y estos dioses, la verdad es que no sé si son delirio mío, o yo de ellos.

Soy politeísta, si pagano no estoy seguro. Creo que existen todos los dioses y espíritus, algunos existen como el dinero, su existencia es únicamente cultural y prueba de su existencia es que tengan efectos a nivel social, pero no existen en la parte objetiva de la Naturaleza; y otros dioses existen y son parte de la Naturaleza objetiva. 

Sé que es algo difícil de imaginar para la mayoría, porque han sido criados en una cultura que acepta el monoteísmo, y el ateísmo en menor medida, y al politeísmo no suele ni admitirlo en el mapa. Pero mira, si a un monoteísta o ateo le pides pruebas de la existencia o no de un dios omnipotente, omnisciente y omnipresente, ninguno de los dos puede probar nada.

El monoteísta no puede probar que existe, y puede parecer que el ateo es más certero al decir que el hecho de que no haya ninguna prueba de su existencia significa que no existe. Pero fíjate, que existen números infinitos, y ello obviamente implica que existe una infinidad de números desconocidos, y si alguien te pide «a ver, muéstranos uno de esos números desconocidos» y le muestras uno, inmediatamente dejará de ser desconocido, y por lo tanto, existen infinitos, y al mismo tiempo no podemos probar la existencia de ninguno de ellos.

En cambio, si le preguntas a un pagano: «¿Dónde está Gea?», le basta señalarte la tierra que estás pisando para probarte su existencia. Y así, muchísimos otros dioses, la Luna, el Sol, el Cielo, y muchos más. Que tú no los consideres dioses es distinto, pero de que existen, existen.

Pues, como te digo, yo creo en muchos dioses, creo que unos son parte de la Naturaleza, en su parte objetiva, y otros también parte de ella, pero que no existen como las rocas y el mar, sino como el dinero, las costumbres y la moral.

Entre todos los dioses, yo adoro a cinco o seis. Que como les digo, no sé si son delirios míos, o yo de ellos. Sólo uno de ellos existe en el panteón de los pueblos antiguos: Mercurio. Pero el Mercurio al que adoro no es exactamente el mismo que el de los pueblos antiguos.

Les describiré a mis dioses:

El Dios de la Complejidad

la interpretación, los mensajeros, y los ladrones; a quien llamo Mercurio. Viste como un vagabundo, pero no huele mal; suele ir cantando mientras camina, guarda tesoros en su ropa, y los esconde tanto en lugares de difícil acceso como en lugares donde pasan desapercibidos a plena vista. Suele ir desarmado, porque si alguien lo ataca, le basta su habilidad e ingenio para persuadirlo; y si acaso no funciona, nadie lo alcanza cuando corre.

    A él le rindo culto mejorando mis habilidades, métodos, y siendo riguroso en lo que hago.

El Dios de la Practicidad

y la guerra, a quien llamo Marte-Tlaloc. Viste una armadura, y lleva consigo un rifle de francotirador, y un hacha o una espada. Es utilitarista, siempre actúa para solucionar las cosas del modo más rápido, efectivo y duradero, es táctico, calculador, valiente y traicionero, cuando lo necesita. Su estado de ánimo más predominante es la serenidad.

    A él le rindo culto solucionando problemas.

La Diosa de la Belleza

a quien llamo Venus-Ishtar. Lleva una armadura ligera y encima una capucha negra que la cubre toda, una espada que se transforma en serpiente, una daga y una araña como mascota debajo de su ropa. Es una espía y asesina. Lleva una máscara de plata, cuando se la quita paraliza a sus enemigos a quienes pronto les corta el cuello, o encanta a sus amigos. Su estado de ánimo predominante es la ternura y expectación de la belleza.

    A ella le rindo culto disfrutando la vida, y olvidándome de mí mismo cuando sacrificándome podría conseguir un bienestar colectivo.

Y el Dios de la Creatividad

a quien llamo Azazel-Lucifer, y a quien le dedico este blog. Viste una capucha encima de una armadura ligera, lleva una guadaña, una espada, y un bolso con varios libros y libretas. Tiene el cabello largo hasta la cadera y dos colmillos de serpiente. Suele tener una sonrisa en la cara, como si la vida fuera un chiste que le contaron, que no es lo suficientemente gracioso para reír abiertamente, pero sí para sonreír por él y el gesto amable de que se lo hayan contado. Su estado de ánimo predominante es la diversión.

    A él le rindo culto atreviéndome a pensar y apreciar cualquier cosa, sin importar lo desagradable que pudiera parecer. Dejándome guiar por la curiosidad; y creando cosas.

Los nombres que les doy a mis dioses no son exactamente los que tienen. Mis dioses son éstos: la creatividad, la belleza, la practicidad, y la complejidad. Pero les doy aquellos nombres y descripciones porque de ese modo me conecto con ellos. Si lo pienso de modo rigurosamente objetivo, puedo decir que es como pensar en imágenes, similar a como cuando luego de usar mucho un ábaco, las cuentas matemáticas las procesas de modo visual con el hemisferio derecho (viendo el ábaco en la mente), en vez de pensar solamente en números abstractos.

No espero que adores a mis dioses ni creas en ellos. Pero si acaso respetas a alguien que cree que Aarón con Moisés partió el mar rojo de un bastonazo, o que Jesús de Nazaret caminó sobre el agua y resucitó, respetes también mis delirios, porque lo único en que me diferencio de la mayoría, es que mis delirios son más originales.

Así, pues, como la vida es una unidad para mí, mi actividad recreativa, tanto como trabajar, y escribir textos académicos y de divulgación, son para mí una actividad religiosa. No hablo en nombre de mis dioses, igual que no hablo en nombre de mis amigos. Hablo aquí de ellos porque, así como a unos les gusta presentarse mencionando sus apellidos, su familia y su linaje, yo me presento presentándoles a mis dioses. Además, si yo escribiera tantas cosas sin mencionar las fuentes que me lo inspiraron, ellos se molestarían conmigo.

Este blog se llama «El Oráculo de Azazel» porque la creatividad, después de la Casualidad, me ha dado todo, y el dios de la creatividad me inspira cosas muy novedosas constantemente, de manera que haciendo lo que hago, sea pintando, componiendo música o escribiendo un texto académico, me siento como las pitonisas, o como un instrumento musical, que entrega el mensaje o el sonido que le manda el dios o el músico. Pero el dios que me inspira no dice verdades absolutas, sino al contrario, al dios de la creatividad también lo llamo «el dios de las mentiras», y no puedo más que desconfiar constantemente de aquello que me inspira, y buscar luego si acaso es verdadero o falso.

Comentarios

Entradas populares