Escolio del Ion: Sobre la Inspiración

Estos son comentarios acerca del Ion de Platón.

I
Técnica e Inspiración

Sócrates intenta mostrarle a Ion que los poetas hacen sus poemas por inspiración divina, y no por una técnica. Dice:

no es en virtud de una técnica por lo que dicen todos esos bellos poemas, sino porque están endiosados y posesos. Esto mismo le ocurre a los buenos líricos, e igual que los que caen en el delirio de los Coribantes no están en sus cabales al bailar, así también los poetas líricos hacen sus bellas composiciones no cuando están serenos, sino cuando penetran en las regiones de la armonía y el ritmo poseídos por Baco, (...) y no está en condiciones de poetizar antes de que esté endiosado, demente, y no habite ya más en él la inteligencia. Mientras posea este don, le es imposible al hombre poetizar y profetizar. (533e-534b).

Estoy de acuerdo en que es necesaria la inspiración muchas veces, pero no en que se carezca de técnica. Es un error metodológico de Platón, pues Ion según parece se dedica a cantar e interpretar los poemas de Homero, y no a crear su propia poesía, o si lo hace, aquí Sócrates lo entrevista respecto a cómo es que interpreta la obra de Homero. Es decir, entrevista a Ion como espectador e intérprete, no como creador. Y es claro que el espectador interpreta cosas muy variadas por los afectos que la obra le infunden, pero el creador sí necesita técnica.

Ion menciona sus dificultades, sobre que se aburre cuando hablan de otros poetas, pero cuando mencionan a Homero se despierta y pone toda su atención y dice cosas maravillosas que no puede decir respecto a las obras de otros poetas. Esto es igual que los músicos que no saben de música discuten sobre qué género o artista es mejor que otro, basándose únicamente en su gusto singular. En cambio, un músico que sí sabe de música puede escuchar y ver las partituras de otro y decir con claridad qué hizo, cómo, y qué tan difícil es de hacer, igual que un médico puede ver una operación realizada por otro y decir si lo hizo correctamente o torpemente.

II
La Técnica

En español tenemos dos palabras, arte y técnica, arte viene del latín «ars», que significa lo que entendemos por «técnica», y técnica viene del griego «τέχνη» (tékne). Hoy usamos en español estas dos palabras para distintas clases de artes: «arte» para las que crean o modifican mundos nuevos nacidos de la fantasía; y «técnica» para las artes que modifican el mundo real. Pero ambas son una sola, técnica, arte, entre los artistas yo incluyo a los científicos, ingenieros, y artesanos. Porque la única diferencia es que unos crean o modifican mundos, unos en la realidad a partir de la fantasía, y otros en la fantasía a partir de la realidad. Pero como sea, tengamos en cuenta que Platón hablaba griego, y en su idioma cuando traducimos «arte» y «técnica» estamos hablando de lo mismo.

Pues Sócrates intenta mostrarle a Ion que a diferencia de los demás artistas, él sólo puede hablar correctamente respecto a Homero y no a los otros poetas; mientras que un pintor, un músico, y un arquitecto, pueden observar la obra de cualquier otro de su misma disciplina y decir si lo ha hecho hábilmente o torpemente, si hicieron lo correcto o tuvieron algún error. (La mayoría de la gente que no sabe nada de música creen que basta que a uno le guste y que es totalmente relativa, pero no, quien sabe de música puede reconocer que Mozart cometía errores en sus composiciones para divertirse o burlarse). La diferencia, dice Sócrates, es que estos artistas aprenden una técnica, y por saber la técnica, saben si algo está correctamente hecho o no, mientras que Ion no puede, y por lo tanto, lo que él hace es por pura inspiración y no por técnica. Pero como ya dije, esto sucede porque la actividad respecto a la que interroga a Ion es la interpretación y explicación de una obra ya compuesta, es decir, la actividad de un espectador de Homero. Un artista, creador, aún si le falta inspiración, es capaz de observar la obra de otro, describirla, y según el caso, saber si está correctamente hecha o torpemente o si tiene errores.

Sé que a unos les puede parecer raro lo que digo, pero el problema es que la mayoría de las obras de ahora son hechas casi con el puro objetivo del placer estético. Pero antes las bellas artes tenían muchísimas funciones distintas, igual que un ingeniero puede hacer montones de inventos para diferentes propósitos. Un músico puede hacer marchas fúnebres, serenatas, misas, marchas de guerra, valses, etc., y cada una de esas obras tiene un propósito distinto: llevar y llorar al muerto, cortejar, rezar, motivar al guerrero, etc. Y según ese propósito el músico puede ver si la obra está correctamente hecha o no, por ejemplo, si se compone una marcha de guerra que está en ritmo ternario, tempo largo, y es triste, obviamente no motivará a nadie para una actividad como la guerra, sino que lo deprimirá anticipándole la sensación del fracaso.

Entonces, como ya dije, la actividad que Ion realiza es la de un espectador de Homero más que la de un poeta en el acto de componer. Y por eso, lo suyo claro que será más los afectos que la obra de Homero le infunde. Pero todo artista necesita de la técnica. Pues como dice:

Con esto, me parece a mí que la divinidad nos muestra claramente, para que no vacilemos más, que todos estos hermosos poemas no son de factura humana ni hechos por los hombres, sino divinos y creados por los dioses, y que los poetas no son otra cosa que intérpretes de los dioses, poseídos cada uno por aquel que los domine. (...) ¿No sois vosotros los rapsodos, a su vez, los que interpretáis las obras de los poetas? (534e-535a).

Los artistas somos instrumentos de los dioses, e igual que un artista no puede crear grandes obras sin la correcta herramienta, un dios sin el artista correcto no puede expresar lo que desea, igual que no se pueden tocar las sonatas de Beethoven en un teclado de 4 octavas porque le faltan muchas teclas. El artista, como instrumento, debe hacerse digno de los dioses que lo inspiran, y ello sólo se puede mediante el desarrollo de la técnica, para lo cual es necesaria la habilidad, destreza y fuerza física y mental según el arte que practique. Porque aún si los dioses le dan maravillosas visiones, si el inspirado no sabe pintar, hará poco o nada porque le falta la técnica, y su obra será la más mediocre, incapaz de compararse con la visión que los dioses le mostraron.

III
El Lenguaje de los Dioses

Dice:

¿No sois vosotros los rapsodos, a su vez, los que interpretáis las obras de los poetas? (...) ¿Os habéis convertido, pues, en intérpretes de intérpretes? (535a).

Los rapsodos son intérpretes de los poetas, y los poetas intérpretes de los dioses. De ello concluyo, que la música por sí misma, sin palabras, es el lenguaje de los dioses, y las melodías, ritmos y armonías son sus mensajes en estado puro.

Pues a esto le añado lo que dice Heráclito:

Para el dios todas las cosas son hermosas y justas, pero los hombres consideran unas justas y otras injustas. (DK 102).

La cuestión es interesante, ¿qué idioma hablarán los dioses? Los judíos dicen que hebreo. Pero a mí no me cabe en la cabeza que los dioses hayan hecho algo que no les gusta. Y por eso, creo que el lenguaje de los dioses son las matemáticas. Las matemáticas, a diferencia de nuestros idiomas, no dicen nada acerca de cómo debería ser el mundo ni de cómo deberíamos vivir, sino que están más ligadas a cómo son las cosas. Y por eso creo, como decían los pitagóricos:

que el universo todo se halla configurado de acuerdo a una escala musical..., pues está compuesto de números y conforme a número y una escala. En efecto, como los cuerpos que giran en torno del centro se hallan a distancias proporcionales, unos se mueven más deprisa y otros más despacio, y producen en su movimiento un sonido grave los más lentos, agudo los más rápidos, tales sonidos, según la proporción de sus distancias, producen un conjunto afinado. (DK 29).

Un lenguaje matemático, armónico, como la música, la lógica y la geometría. Del cual vendrían las demás cosas, igual que como creían los pitagóricos que, de puntos organizados, tomaba forma la materia.


Referencias:

  • Fragmentos presocráticos. (2018). (A. Bernabé, Trad.) Madrid, España: Alianza.
  • Platón. (1985). Ion. En Diálogos I (J. Calonge, E. Lledó, & C. García Gual, Trads.). Madrid, España: Gredos.

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