Acerca de Por qué No hay Revelaciones de un Dios Omnipotente y Bondadoso

Aquí les voy a contar sobre las razones por las que no hay revelaciones de un Dios omnipotente y bondadoso; de por qué un libro no puede contener la Verdad Absoluta; y de por qué si hubiera  tales revelaciones no habrían llegado a nosotros y sería necesario que las revelaciones fueran constantes y por aproximaciones sucesivas.

I
De las Revelaciones

El universo y su complejidad son inmensas. Todos sin excepción ignoramos más de lo que sabemos, pero uno se vuelve consciente de su ignorancia únicamente a como va aprendiendo más cosas. Es como caminar al horizonte, desde aquí el horizonte se ve cerca, pero cuando llegas al lugar donde lo viste, ahora está el doble de lejos del punto inicial, y si llegas allá nuevamente, estará aún más lejos. Y así, a como vas caminando al horizonte te das cuenta de qué tan grande es el mundo y qué tan pequeño eres tú.

Ser ignorante no es algo de lo que haya qué avergonzarse, porque todos lo somos, lo problemático es cuando no sabemos que lo somos y suponemos que nuestros pocos conocimientos son suficientes para aplicarlos al universo entero; y aún peor, cuando uno se enorgullece de su ignorancia con algo como «no necesito saber esto». Pues cuando uno no sabe algo, es obvio que no le verá utilidad porque no lo conoce, y eso le impide crecer a él mismo y a quienes se dirige.

Es una tendencia natural, que mientras menos sabe uno, más cree que sabe, y a quienes piensan distinto lo desprecian porque les parece que las cosas son demasiado sencillas como para pensar diferente. Es casi una ley de la vida, que mientras más ignorante de su ignorancia es alguien, más intolerante es. Por el otro lado, sin importar sus creencias ideológicas o religiosas, mientras más sabio es uno, más tolerante es.

La gente cree cosas muy distintas y que entran en contradicción con lo que otros piensan, y por ello, es un hecho que un Dios omnipotente no se ha revelado a todos por igual o no les ha dado a todos la misma capacidad de entender su manifestación. Así que: no hay un Dios omnipotente que quiera revelar cosas útiles a la gente, o sí hay algún Dios omnipotente pero no quiere revelarle nada a nadie (a no ser que les revele mentiras distintas a todos para divertirse con ellos)

Pero supongamos que es verdad que un Dios ha puesto su palabra en boca o pluma de un profeta, y éste o alguien la ha escrito. Un Dios omnipotente podría mostrarle todas las verdades del universo al profeta, pero a éste no le serviría de mucho, pues no podría transmitirlo a sus semejantes. Imagínense que en la antigüedad un profeta les explicara a sus semejantes la teoría de la relatividad general de Einstein, aunque muchos en nuestro tiempo creen entenderla, la realidad es que si no entendemos las fórmulas sólo tenemos una idea vaga, por lo que hay que concluir que ni siquiera la mayoría de nosotros en nuestro tiempo la entiende; a tal profeta lo tomarían por loco. Así que, de nada le serviría a un profeta conocer y expresar todas las verdades del universo; y por ello, ningún texto sagrado puede contener la Verdad Absoluta ni aunque fuera la palabra de un Dios omnipotente, porque como dice el Corán:

Di: «Si fuera el mar tinta para las palabras de mi Señor, se agotaría el mar antes de que se agotaran las palabras de mi Señor, aun si añadiéramos otro mar de tinta».
Di: «Yo soy sólo un mortal como vosotros, a quien se ha revelado que vuestro Dios es un Dios Uno. Quien cuente con encontrar a su Señor, que haga buenas obras y que, cuando adore a su Señor, no Le asocie nadie».
 (18:109-110).

Vale que los textos sagrados contengan sabidurías importantes en su tiempo y aún actualmente, pero no se puede reducir la eternidad a un libro viejo. Si acaso la divinidad revela cosas a los seres humanos, y su propósito es constructivo, tendría que hacerlo lentamente, por aproximaciones sucesivas.

III
Del Estudio de la Naturaleza

Si un Dios omnipotente hubiera sido el creador del universo, éste sería su obra, y naturalmente estudiar su obra nos serviría como instrumento para conocer a aquél Dios, pues cada quién es hijo de sus actos. Y si la divinidad es parte de la Naturaleza, igual existe la misma relación. Estudiando la Naturaleza podremos conocer la divinidad, y el modo más apropiado es la ciencia.

III
Dificultades de las Revelaciones Antiguas

Pero supongamos que, pese a todo, sí hay un Dios omnipotente y bondadoso, justo o amoroso, que por alguna razón decidió revelarse únicamente a unas cuantas personas, y revelarles toda la Verdad. Lo que sabemos de la antigüedad es que antes los libros no se escribían por una sola persona, sino en colectivo. Esto lo tenemos que aceptar porque si Dios es el creador de la naturaleza, entonces él habría sido quien habría impuesto la ciencia como manera de conocerlo a él, así que la ciencia no puede ir contra la religión sino constituir únicamente una vía más larga pero confiable de conocerle; y lo que sabemos es que antes los libros se escribían en colectivo.

Antes no existía la imprenta, y todos los textos eran copiados a mano, los copistas cometían errores ocasionales, y a veces al copiar un libro al copista le parecía encontrar un error y lo corregía, y no tenía forma de saber qué era lo que decía el original porque sólo había un original entre montones de copias. Además, los antiguos no tenían una idea, como nosotros, de que no hay que alterar los textos escritos por otros; los copistas añadían sus propios comentarios e ideas, quitaban algunas, y modificaban palabras y oraciones enteras. Los libros antiguos no se escribían por una sola persona, sino por muchas, y a la larga este sistema posiblemente mejoraba el producto original; pero en caso de que hubiera un original que plasmara la Verdad Absoluta revelada por Dios, éste sería totalmente deformado.

Igualmente, antes había muchos textos que aspiraban a ser sagrados, muchos más de los canónicos que tenemos ahora, y de entre todas esas opciones antiguas se tuvo que elegir unos y desechar otros. Esto pasó con el judaísmo y con el cristianismo; el Corán es el más fiable a su versión original porque paso poco tiempo hasta que se estandarizó, pero aún algunos dicen que hubo alteraciones, y el mismo Corán menciona que Muhammad cambió algunos versos con el tiempo; prueba, me parece, de que al menos si un dios lo reveló, éste tiene la dignidad de reconocer y corregir sus errores, y puedes decir «Dios es perfecto y no se equivoca», pero si el Dios del que hablas es el mismo que el de la Biblia, pues acuérdate que destruyó la tierra con el diluvio y luego se arrepintió y le dijo a Noe que no la volvería a destruir; y acuérdate que antes de destruir Sodoma y Gomorra Abraham tuvo que negociar con él para que sacara primero a los inocentes.

La realidad es que las antiguas agrupaciones religiosas escribían cada una sus propias versiones de los textos sagrados, y aún inventaban otros textos que adjudicaban siempre a autores y personajes míticos tan antiguos como Abraham y Enoc. Y los que se escogieron como canónicos en el judaísmo fueron a expensas de condenar a la destrucción y olvido todos los demás; y lo mismo con el cristianismo, pero peor, me parece. Y a mí no me cabe que un Dios omnipotente y bondadoso haya escrito algo que permita a la gente condenar, destruir e incluso exterminar a otros por no haber entendido algo que amorosamente les haya entregado. Por eso, me parece que aún si un Dios omnipotente hubiera inspirado un texto sagrado con la Verdad Absoluta, éste habría sido destruido junto con quienes lo cuidaban, porque los que sobrevivieron inspiraron cosas que éste Dios omnipotente y justo no inspiraría.

De modo que hay tres razones por las que, aún si un texto hubiera contenido la revelación de la Verdad Absoluta, éste texto no llegó a nosotros:

1) Porque los profetas tendrían que hablar a la gente para ser entendidos, y ello no pueden lograrlo si revelan todo de golpe, para que su revelación perdurara tendrían que adaptarla a su tiempo, y esperar a que constantemente Dios inspirara a alguien más a continuar la labor, por aproximaciones sucesivas, a través de un aprendizaje muy largo.

2) Porque los textos escogidos para formar el Tanaj y los Evangelios fueron seleccionados por gente que se equivocaba igual que nosotros, y porque los textos que eligieron les inspiraron a realizar actos que un libro escrito por un Dios omnipotente y justo, bueno o amoroso, no inspiraría.

3) Porque si los textos sagrados hubieran sido inspirados, habrían tenido que llegar hasta nosotros muy deformados por los copistas que añadieron cosas, quitaron, y modificaron otras. Además de que, aún deformados, podrían haber sido condenados al fuego por la intolerancia religiosa.

IV
El Dios de la Interpretación

Llámale dios o demonio, pero hay algo que evita que cuando hablemos lo que decimos sea lo mismo que lo que pensamos que decimos. Tan sólo nota, que cuando dices «perro» quienes te escuchan se imaginan un tipo de perro distinto, de diferente raza, de diferente color, de diferente tamaño. Ahora, si digo «Fulano me dijo que su perro se murió» tú puedes entender dos cosas: 1) que el perro de Fulano se murió, y 2) que Fulano me dijo que el perro de un tercero se murió. Hay en el lenguaje dos cosas: anfibología, que es cuando por semántica entendemos cosas distintas; y ambigüedad, que es cuando una misma oración es asequible a dos o más configuraciones sintácticas distintas y ello impone necesariamente al menos una interpretación diferente para cada configuración sintáctica.

Mira cuántas denominaciones cristianas utilizan el mismo libro, tantas que se basan en la «palabra de Dios» y que son tan diferentes y están tan en conflicto. Si un Dios omnipotente y bondadoso quisiera comunicarse con nosotros efectivamente no usaría nuestros idiomas, usaría el lenguaje más exacto de todos (aunque también capaz de entrar en algunos conflictos de interpretación): las matemáticas, pero las matemáticas no suelen decir nada acerca de cómo debemos vivir, sino sólo hablan de los hechos. Pero esto quizá sea precisamente el punto, como decía Heráclito:

Para el dios todas las cosas son hermosas y justas, pero los hombres consideran unas justas y otras injustas.

Quizá sea, y es lo que yo creo, que fuera de nuestras opiniones sobre la vida, a la divinidad, sea creadora del universo o parte de él, a ella le complace el universo tal como es. Pues aún si un Dios hubiera sido el creador de todo, no me cabe pensar que haya creado algo que le disguste; pues cuando yo compongo un cuento lo disfruto aunque mis personajes sufran.

V
El Cambio Constante

Muchos dicen creer en el Dios de la Biblia cuando nunca la han leído. Pero te voy a mostrar cómo es que tú mismo sientes que algunas cosas que dice la Biblia no son algo que un Dios bondadoso diría:

Si un hombre se acuesta con varón como se acuesta con mujer, cometen una abominación. Ambos serán muertos irremisiblemente, y su propia sangre recaerá sobre ellos. (Levítico 20:13).

El que se acueste con mujer menstruosa y descubra su desnudez, ha descubierto su fuente, y ella ha descubierto la fuente de su sangre. Ambos serán cortados de en medio de su pueblo. (Levítico 20:18)

Ahora lee con cuidado.

Cualquier hombre que maldiga a su padre o a su madre, será muerto irremisiblemente. (...) Si un hombre adultera con la mujer de otro, si adultera con la mujer de su prójimo, el adúltero y la adúltera serán muertos irremisiblemente. (Levítico 20:9-10)

También fue dicho: Cualquiera que repudie a su mujer, dele carta de divorcio. Pero Yo os digo que cualquiera que repudie a su mujer, salvo por causa de inmoralidad sexual, la hace ser adúltera, y cualquiera que se case con una repudiada, adultera. (Mateo 5:31-32)

No os dejéis engañar; ni fornicarios, ni idólatras, ni adúlteros, ni afeminados, ni homosexuales, ni ladrones, ni codiciosos, ni borrachos, ni difamadores, ni ociosos, ni estafadores, heredarán el reino de Dios. (1 Corintios 6:9-10)

No sé cuántos de ustedes hayan sido engañados por los mitos del amor romántico y para toda la vida, pero la infidelidad es una cosa extremadamente frecuente. El infierno no sólo estaría lleno, sino que incluso la Biblia manda que seamos nosotros quienes asesinemos a los adúlteros, homosexuales, y a quienes tienen relaciones sexuales mientras la mujer menstrua.

Hoy todos sentimos estas normas demasiado extremas e injustas, que es algo que la divinidad no nos dice al alma. Esto es porque la Biblia, pese a ser el fundamento de la cultura occidental, no es más que un conjunto de libros viejos, y los tiempos cambian, tanto para beneficio como para maleficio. Y a los tiempos nuevos hay que adaptarse con reglas más apropiadas, de forma constante.


Referencias.

  • Fragmentos presocráticos. (2018). (A. Bernabé, Trad.) Madrid, España: Alianza.
  • Muhammad. (2016). Corán. (J. Cortés, Trad.) Barcelona, España: Herder.
  • Sociedad Bíblica Iberoamericana. (2017). Biblia textual (IV ed.).

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