Observación Cosmonómica del Ateísmo

    No voy a discutir si hay o no hay vida después de la muerte o cosas así, lo que observo es esto: No hay nadie que no defienda ideas con intensidad sin una motivación afectiva igualmente intensa. Por ello la pregunta que hago es la misma que con las religiones: ¿Qué impulsa a un sujeto a creer en el ateísmo?

    No hay nadie a quien los afectos no lo impulsen en sus ideas y acciones, y por ello, es obvio que los ateos no creen que no existe ningún dios simplemente por la «razón». ¿Qué es lo que los motiva en sus creencias?

    En el tiempo que llevo estudiando las religiones he notado y he concluido que uno siempre cree primero en lo que lo tranquiliza, en lo que lo hace sentir bien, y luego busca argumentos para sustentar su creencia. Y dado que el ateísmo es una postura que está en contraposición a la mayoría de las religiones, compitiendo con ellas, es natural suponer que funcionan mediante el mismo mecanismo.

    He tenido ocasión de hablar de la vida con muchos amigos ateos, y he escuchado a varios desconocidos y conocidos hablar de lo mismo, y en la mayoría de ellos he notado el siguiente patrón: Dicen que no hay vida después de la muerte, que no hay dioses, que uno muere y luego ya no hay nada; dan argumentos al respecto, pero la mayoría de las veces añaden al final como no queriendo: que se sentirían incómodos y tristes si hubiera vida después de la muerte, y que temen morir y encontrarse a un Dios que les interrogara «¿Tú eras el que fastidiaba con que yo no existía?». Yo también tuve ese miedo cuando fui ateo, y fue una sorpresa encontrar que igual le sucedía a muchos otros ateos.

    La mayoría de los de mi edad somos hijos de creyentes católicos o de alguna otra denominación cristiana, discutimos muchas veces con nuestros padres, era un tiempo en nuestra ciudad donde no creer en Dios significaba que éramos malvados. Es natural que, viviendo en un entorno donde la mayoría cree en una religión, al no creer uno viendo que argumentalmente es lo más razonable, uno no puede evitar sentir que quizás uno está tonto o le falta algo que los demás tienen, quizás de allí viniera el temor generalizado y oculto de cada ateo de los que me han respondido así. Pues sería el temor natural a que cuando todos piensan igual y uno distinto, sea quizás que hay algo defectuoso en uno mismo.

    Pero por otro lado, ¿alguna vez han leído la Biblia? Uno puede creer en una religión y vivir con relativa tranquilidad cuando no sabe lo que dice su propio libro sagrado, pero una vez que uno lo lee no puede evitar sentir algo de miedo. Si tuviste relaciones homosexuales una vez te condenan a muerte (Levítico 20:13), si te divorcias y no es porque te hayan sido infiel, cometiste adulterio (Mateo 5:32), y el adulterio se castiga con la muerte (Levítico 20:10), y si te masturbas o haces el coitus interruptus para no tener hijos, puede que Dios te mate (Génesis 38:8-10); y si tienes relaciones sexuales mientras la mujer está menstruando el pueblo debe expulsarte de la ciudad porque si no posiblemente Dios destruya a todo el país (Levítico 18:19-29).

    Luego de que uno lee tales cosas, además de muchas historias bíblicas algo perturbadoras, quien ha nacido y ha sido criado en una manera muy cristiana no puede evitar sentir miedo. Y la respuesta natural al temor son dos posibles: Huir, o atacar. Huir aquí correspondería con evitar hacer todo aquello que la Biblia condena, para evitar sufrir tales castigos, en tal caso, uno acabaría volviéndose una persona muy religiosa, siendo muy fanático o muy riguroso en sus prácticas y rituales. Y atacar correspondería aquí a enfrentarse a esa cosmovisión y tener que negarla en parte o totalmente.

    No quiero decir que todas las personas muy centradas en su religión sean fanáticos, hay quienes aún teniendo temor de Dios, lo suficiente para llorar por las noches y temblar de miedo, pueden llegar a ser sacerdotes sin ser fanáticos. Las religiones tienen caminos hacia un estado de equilibrio y salud mental para algunos, a la vez que suelen ser las promotoras de muchas psicopatologías en otras personas.

    En el caso del ataque es donde se encuentra la variedad, uno puede encontrar una religión que no le cause tantos temores, inventar la suya propia, tomar una ideología, o volverse ateo.

    Otra posibilidad más sencilla es que uno reconoce que la vida es un fastidio en algún sentido y uno prefiere desaparecer para siempre que tener que continuar en algún lugar. Y otros quienes no han leído la Biblia pero han probado el pecado, les gustó, y han preferido buscar argumentos para sostener la vida tal como más les gusta vivirla.

    Claro, no hay lugar a generalizaciones. Hay muchas formas distintas de ateísmo, y cada persona tiene una historia singular. No desacredito los argumentos de los ateos, esta reflexión no es una falacia ad hominem contra el ateísmo, sino una pregunta y algunas posibles respuestas. Porque como organismos que somos, funcionamos principalmente a través de la adaptación al entorno, y por ello lo más común es aceptar las creencias que nos inculcan sin cuestionarlas, a menos que esas creencias nos impidan encontrar el equilibrio.

Comentarios

Entradas populares