El Problema de la Interpretación del Discurso

La crítica y observación que aquí expongo brevemente la he desarrollado más y mejor argumentado en un libro que pienso publicar titulado: Del Arte como el Origen de la Cultura. Esto es sobre los problemas de la hermenéutica, que es el arte de interpretar los textos, es sobre un problema de la percepción.

Desde Freud, los psicoanalistas creen que la gente "supersticiosa" y los artistas tienen acceso a fenómenos inconscientes de manera directa, a los que los psicoanalistas tienen acceso por caminos difíciles. Suelen interpretar obras de arte y en ellas siempre encuentran una confirmación de sus teorías. Pero eso, aquí veremos, es una ilusión de la percepción, de algo a lo que llamo "cosmogonías".

Hablar del psicoanálisis como de nuestro sistema de lectura es presentarlo, en el sentido de Kuhn, como un paradigma a través del cual, colectiva e individualmente, solemos percibir las obras, paradigma irreductible al de otra época u otra sensibilidad. Lo que no significa solamente que somos sus contemporáneos, sino que es difícil leer los textos de otro modo, si no es a través del prisma de sus conceptos, y sin ser guiados por el tipo de cuestionamiento que le plantea a lo real. (Bayard, 2009, pág. 50).

Desde el momento en que se tiene al psicoanálisis como sistema preconcebido de ideas, al analizar la obra de arte, se analiza haciendo preguntas a partir del molde del psicoanálisis, y a partir de ese molde sólo se consiguen respuestas acordes al molde. Así, se obtienen sólo respuestas y datos acordes con el psicoanálisis. Así como dice Todorov (según se cita en Bayard, 2009):

El exégeta de la Biblia no alberga ninguna duda respecto del sentido al que se verá llevado; incluso ese es el punto más sólidamente establecido de su estrategia: la Biblia enuncia la doctrina cristiana. No es el trabajo de interpretación lo que permite establecer el sentido nuevo; muy por el contrario, es la certidumbre atinente al sentido nuevo lo que guía la interpretación. (pág. 40).

De este modo, todas las obras de arte, literarias o no, tienen la posibilidad de confirmar el psicoanálisis porque es el psicoanálisis el molde en que las meten a fuerzas. Es como cuando tenemos hambre y solo vemos comida; como cuando tenemos miedo y vemos monstruos en cualquier figura en la oscuridad. Estos son los mismos problemas que dividen a las grandes religiones. Cuando Martín Luther dijo que el Papa y el vaticano no tenían la autoridad para interpretar la Biblia, incitó a la gente a leerla por sí misma, pues en ella encontraría la Verdad que Dios puso allí.

Pues si bien los reformadores comenzaron fomentando la lectura individual, pronto se asustaron “por la proliferación de ideas heterodoxas apoyadas en lecturas incontroladas”: el principio de la sola Scriptura aunado a la primacía de la fe por encima de las obras como factor de salvación, fomentó en los feligreses el deseo de interpretar la Biblia a su capricho, amén de obrar como les viniera en gana, siempre y cuando no perdieran la fe, fragmentando así cualquier tentativa por configurar una Iglesia reformada única. (Lizardo, 2017, pág. 95).

Cada persona puede extraer una Verdad diferente de la Biblia según bajo qué ideas preconcebidas o moldes la lea. Los judíos, los católicos, los protestantes, los evangélicos, los mormones, los musulmanes, pueden leer el mismo libro e interpretar cosas totalmente distintas. Igualmente el mismo Corán lo pueden leer los sunitas, los chiítas y los sufíes y extraer verdades distintas.

Pierre Bayard (2009) dijo: “las obras de Jensen o de Sófocles tienen, como lo muestra Freud, la posibilidad de confirmar al psicoanálisis, pero también tienen la posibilidad de confirmar teorías alternativas.” (pág. 33). Y esas obras tienen, no sólo la posibilidad de confirmar el psicoanálisis, sino también de confirmar la fe cristiana, judía, musulmana, etc.

Lo mismo pasa con las obras de arte y el psicoanálisis. Cualquier obra de arte confirma el psicoanálisis, pero sólo para los psicoanalistas. Y entre el texto de un cuento, una novela o un poema, y el texto del discurso de un paciente, no hay diferencia.

De este modo, es evidente que los psicoanalistas creen ver confirmadas sus teorías en cada uno de sus pacientes porque los escuchan con perspectivas preconcebidas. Sus teorías no sirven para explicar la realidad de la mente, sino para inventar esa realidad en su percepción.

La mente es como el agua y las teorías recipientes,
tomará la forma de la teoría con que la observes.


Referencias.
  • Bayard, P. (2009). ¿Se puede aplicar la literatura al psicoanálisis? Buenos Aires, Argentina: Paidós.
  • Lizardo, G. (2017). El demonio de la interpretación. Ciudad de México: Siglo XXI.

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